Aunque no siempre funcione bien y a menudo se atasque, la educación sigue siendo el principal ascensor social. Pero ha surgido una nueva traba: el coronavirus. Casi 300 millones de estudiantes se han visto ya afectados en 22 países de tres continentes por los cierres de escuelas a causa de la expansión de la Covid-19. La clave, como todo en esta enfermedad de la que aún se desconocen tantas cosas, es el tiempo en que deberán permanecer cerradas las escuelas. Pero “si se alargaran los tiempos, y crucemos los dedos para que no sea así, habrá un impacto seguro en el derecho a una educación igual e incluyente para todos”, dijo este jueves a EL PAÍS la directora general adjunta para la Educación de la Unesco, la italiana Stefania Giannini.Los motivos son variados, incluso si el cierre de los colegios es solo “temporal”, subraya la Unesco. Para empezar, la reducción del tiempo de enseñanza influye en el rendimiento escolar. Y, más allá del impacto económico en las familias que se ven obligadas a ajustarse a la presencia de los hijos en casa, el cierre de las escuelas lleva también “desigualdades educacionales”, ya que familias con más holgura económica “tienden a tener niveles más altos de educación y más recursos para compensar” la pérdida de clases, así como para proporcionar actividades que compensen la falta del colegio (El País, 2020).
La reflexión que quiero plasmar sobre el artículo que he leído se basa en las desigualdades sociales que se viven hoy en día en la sociedad respecto al ámbito educativo. Es cierto que muchos estudiantes se han visto afectados por el cierre de las escuelas y que los medios que existen para que la educación siga adelante son escasos. Tanto los docentes como los propios estudiantes, se han visto sin los medios suficientes para poder realizar las tareas educativas vigentes en el curso escolar para que todo siga con la misma normalidad, y que lo que estamos viviendo no cause demasiado daño en todo este ámbito. Con ello, quiero darle importancia a que no todos los niños y niñas tienen las mismas posibilidades a la hora de trabajar en casa, ya que habrá muchos/as que no cuenten con los medios suficientes que les marca la escuela, bien sea por no tener internet en casa, o cualquier otro tipo de material. Esto, marca una gran desigualdad social entre ellos/as, ya que hay familias que se pueden costear el tener unos materiales más avanzados, y que este gran parón no cause ninguna repercusión entre sus hijos/as, pero también hay familias que no se lo pueden permitir ya que es un gran impacto económico el que tengan que presenciar las clases de sus hijos/as en su propia casa. Aparte de lo económico, también habrá familias con un mayor nivel de estudios que otras, y por lo tanto puedan ayudar a sus hijos/as en todas las dudas que tengan, pero habrá familias que no sepan resolver ciertas cuestiones.
En definitiva, las escuelas se tendrían que ajustar a cada una de las posibilidades con las que cuenta cada familia, y ofrecerle cualquier tipo de facilidad, ya que lo que estamos viviendo es demasiado duro como para complicarlo todavía más.
La reflexión que quiero plasmar sobre el artículo que he leído se basa en las desigualdades sociales que se viven hoy en día en la sociedad respecto al ámbito educativo. Es cierto que muchos estudiantes se han visto afectados por el cierre de las escuelas y que los medios que existen para que la educación siga adelante son escasos. Tanto los docentes como los propios estudiantes, se han visto sin los medios suficientes para poder realizar las tareas educativas vigentes en el curso escolar para que todo siga con la misma normalidad, y que lo que estamos viviendo no cause demasiado daño en todo este ámbito. Con ello, quiero darle importancia a que no todos los niños y niñas tienen las mismas posibilidades a la hora de trabajar en casa, ya que habrá muchos/as que no cuenten con los medios suficientes que les marca la escuela, bien sea por no tener internet en casa, o cualquier otro tipo de material. Esto, marca una gran desigualdad social entre ellos/as, ya que hay familias que se pueden costear el tener unos materiales más avanzados, y que este gran parón no cause ninguna repercusión entre sus hijos/as, pero también hay familias que no se lo pueden permitir ya que es un gran impacto económico el que tengan que presenciar las clases de sus hijos/as en su propia casa. Aparte de lo económico, también habrá familias con un mayor nivel de estudios que otras, y por lo tanto puedan ayudar a sus hijos/as en todas las dudas que tengan, pero habrá familias que no sepan resolver ciertas cuestiones.
En definitiva, las escuelas se tendrían que ajustar a cada una de las posibilidades con las que cuenta cada familia, y ofrecerle cualquier tipo de facilidad, ya que lo que estamos viviendo es demasiado duro como para complicarlo todavía más.
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